viernes, 16 de mayo de 2014

NI TAN CERCA QUE QUEME AL SANTO, NI TAN LEJOS QUE NO LO ALUMBRE

NI TAN CERCA QUE QUEME AL SANTO,
NI TAN LEJOS QUE NO LO ALUMBRE

Por: Andrés Lizarralde Henao
Consultor en Marketing político

Después de leer y escuchar las múltiples noticias que generaron escándalo en pleno proceso electoral por la Presidencia de Colombia, donde se acusó a los consultores JJ Rendón y Germán Chica por supuestamente servir de mediadores entre el gobierno nacional y varios condenados por narcotráfico para realizar un proceso de sometimiento a la justicia, me viene a la memoria la entrevista que tuve el pasado miércoles vía Skype con mi amiga Diana Anzoategui y sus compañeros del Programa Internacional de Consultoría Política y Gestión de Gobierno que se lleva a cabo en la Universidad San Francisco de Quito.

En ese importante y fructífero diálogo me preguntaron por la ética y el rol que debe tener el Consultor político durante la campaña y, una vez obtenido el triunfo, como colaborador del gobierno; a lo que yo les respondí:

"Los consultores debemos llegar a los procesos electorales con toda la disposición de involucrarnos con la gente para conocer sus sueños, problemas, necesidades y actual situación, con el fin de recopilar datos de interés para la campaña, ayudar a formar al candidato, estar abierto al trabajo en equipo, mantener la sencillez y conservando un bajo perfil, teniendo en cuenta que quien debe brillar es nuestro cliente y no el asesor"...

..."Y si se obtiene el triunfo y nuestro candidato nos pide que sigamos de su lado, asunto aún más delicado; velar para que nuestro gobernante mantenga una buena relación con la gente tomando como base la comunicación, que no pierda la esencia que lo llevó a ganar en las urnas, que no se deje endiosar por los aduladores que llegan a sobarle la chaqueta y que cumpla al máximo lo que prometió en campaña. Pero por ningún motivo, debemos caer en la tentación asumir el rol de nuestro cliente (el gobernante) queriendo actuar en su reemplazo asumiendo posturas políticas, ni de gobierno, y mucho menos, involucrarnos en asuntos delicados y de gran interés para los ciudadanos".

Esto lo dije, porque para eso están ellos, los políticos que decidieron someterse a la elección popular. Fue a ellos a quienes el pueblo concedió ese poder para que busquen la solución a sus problemas, y no a nosotros como consultores; por más que hallamos tenido que ver como facilitadores de un proceso que les permitió llegar al poder. 

Con todo esto, volviendo al tema en el que están involucrados Chica y Rendón en Colombia, que ha generado un escándalo que podría afectar negativamente la campaña de Juan Manuel Santos en su aspiración de reelegirse, quiero decir que no tengo nada en contra de los consultores que aún después de haber llevado a sus clientes a cargos de elección popular, continúan tendiéndoles la mano para aconsejarlos en algunos asuntos de gobierno.



Sin embargo, por más buenas intenciones y espíritu de colaboración que podamos tener, estoy convencido que debemos mantener un bajo perfil y estar como las velas en el altar: “ni tan cerca para quemar al santo, ni tan lejos que no lo alumbremos”; pues cualquier decisión o actuación que tengamos como asesores de gobierno que sobrepasen los límites de nuestras funciones, que generen inestabilidad en una ciudad, departamento o país, y sean detectadas por la gente, pueden poner en riesgo la imagen o reputación de un gobierno, y por ende, perjudicar los proyectos políticos a futuro, como en este caso está le está sucediendo a la campaña reeleccionista de Santos.



Desconozco las razones que tuvieron Redón y Chica para querer servir de facilitadores del gobierno Santos en un proceso tan delicado y controvertido como el sometimiento a la justicia de narcotraficantes, tampoco puedo condenarlos ni acusarlos de haberse quedado con un supuesto dinero que según se denunció en los medios, se entregó desde la cárcel por esta labor, pues esas son supuestas declaraciones de personas que al estar condenadas no gozan de credibilidad. Por el contrario, reconozco en ellos una gran capacidad para asumir retos electorales y aplicar estrategias que han conducido a múltiples campañas a la victoria.

Pero lo que sí puedo decir, es que si ellos hubiesen preferido estar en el punto medio, conservar un bajo perfil y no involucrarse en un tema delicado y exclusivo del presidente de Colombia, es decir, ni tan cerca, ni tan lejos del primer mandatario en este tipo de situaciones; es decir, como vela en el altar, jamás se hubieran visto envueltos en este problema, ni con un posible sentimiento de culpa por tener a la campaña reeleccionista en boca de todo el país por un escándalo que como es normal en época de campaña, apenas se destapa y que podría quemar a Santos.



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