martes, 15 de enero de 2013

LA SOBERBIA NO NOS CONDUCE A NADA


ARTÍCULO SEMANA DEL 14 AL 20 DE ENERO DE 2013

Luego de unas merecidas vacaciones por la temporada decembrina y año nuevo que hicieron que mi Blog estuviera sin sus ya acostumbrados artículos semanales, vuelvo a retomar mi portátil para publicar consejos y recomendaciones para todos los que nos movemos en la vida pública y el mundo de la comunicación y el marketing político.

De esta forma, hoy quiero aprovechar esta oportunidad para desearles un próspero año a mis lectores y hacer una gran recomendación que nos servirá para llegar muy lejos y alcanzar metas en el ámbito público y privado.


LA SOBERBIA NO NOS CONDUCE A NADA

Por: Andrés Lizarralde
Consultor en Comunicación y Marketing político

“El más importante capital de un líder es su credibilidad”. Inicio el artículo citando esta frase que leí del Dr. Ricardo Homs en su libro: Marketing para el liderazgo político y social, porque considero que la soberbia en un líder es una cualidad demasiado negativa que en nada aporta a la buena imagen y la credibilidad de las personas.

Así como lo lee. La soberbia en todos los casos puede ser uno de los principales obstáculos para nuestra vida pública y privada, pues es algo que produce ceguera, nos lleva a creernos dioses y no nos deja ver más allá de nuestras narices.

Y que mejor manera de iniciar este año, que teniendo en cuenta que la vida es dinámica, cambiante y llena de sorpresas, razones que debemos tener en cuenta para poner los pies sobre la tierra y siempre obrar con humildad y sencillez, más aún cuando tenemos cargos de poder o mando sobre un grupo de personas.

Por lo anterior, es importante que tengamos en cuenta que la soberbia es ese mal que alimenta el exceso de confianza y nos lleva a creer que tendremos el poder para toda la vida y por ende, a perder la capacidad de discernimiento y pensar que podemos pasar por encima de los demás.



En ese caso estamos cayendo en un grave error, pues jamás en la vida, un gran cargo o posición en una empresa y mucho menos en el gobierno, en donde cada que hay elecciones necesitamos el respaldo de la gente, debe llevarnos a pensar que tenemos poder eterno.

Eso no quiere decir que no tengamos capacidad de mando y actuar como el Jefe de un cargo para impartir instrucciones a nuestro equipo de trabajo, simplemente el llamado es a que no por tener una posición privilegiada, pensemos que lo hemos conseguido todo y nunca vamos a necesitar de los demás.

Sencillamente, es mejor tener en cuenta que si hoy estamos en la cima es porque recibimos una bendición y que somos una excepción dentro del colectivo, toda vez que quienes deben seguirnos son la mayoría y de ellos es que realmente va a depender el éxito en nuestras labores cuando se hace trabajo en equipo.

Así funciona casi todo en la vida, unos estamos para ser líderes y otros para ser liderados, pero eso no es motivo para creer que si estamos en la cabeza de un grupo, solo debemos esperar beneficios de los demás, pues cuando somos verdaderos líderes que sabemos lo que realmente nos ha costado llegar hasta donde estamos, somos conscientes que debemos permanecer dispuestos a servir para que el hecho de tener el control nos llene de soberbia y nos haga perder la cabeza.

La soberbia ahuyenta y aleja a las personas y no hay nada mejor en esta vida que sentirnos rodeados, queridos y seguidos por los demás. Tal vez muchos exitosos hayan llegado hasta la cima escalando solos,  pero si de algo estoy seguro, es que en lo público o lo privado el trabajo se hace en equipo, y que no hay mejor satisfacción que sentir que todos los que nos rodean deseen ayudarnos a empujar la carreta hacia el lado que queremos.

La soberbia envenena, nos hace sentir sobradores y a mirar por encima del hombro a los demás, y cuando eso lo detecta la gente da un paso al costado para buscar otros horizontes.

Tenga presente que en la vida todo cuenta y esa pérdida que hoy detectamos porque a los demás les aburrió nuestra soberbia, la puede capitalizar otro que sabrá valorar a las personas y que está pendiente de los espacios que abre el soberbio al dejar escapar su capital humano, para llenar los suyos automáticamente.

La soberbia es la peor consejera para los que buscamos el liderazgo y no nos conduce a nada.