ARTÍCULO SEMANA DEL 14 AL 20 DE ENERO DE 2013
Luego
de unas merecidas vacaciones por la temporada decembrina y año nuevo que
hicieron que mi Blog estuviera sin sus ya acostumbrados artículos semanales,
vuelvo a retomar mi portátil para publicar consejos y recomendaciones para
todos los que nos movemos en la vida pública y el mundo de la comunicación y el
marketing político.
De
esta forma, hoy quiero aprovechar esta oportunidad para desearles un próspero
año a mis lectores y hacer una gran recomendación que nos servirá para llegar
muy lejos y alcanzar metas en el ámbito público y privado.
LA SOBERBIA NO NOS
CONDUCE A NADA
Por: Andrés
Lizarralde
Consultor en
Comunicación y Marketing político
“El más importante capital de un líder es su credibilidad”. Inicio el artículo
citando esta frase que leí del Dr. Ricardo Homs en su libro: Marketing para el
liderazgo político y social, porque considero que la soberbia en un líder es
una cualidad demasiado negativa que en nada aporta a la buena imagen y la
credibilidad de las personas.
Así
como lo lee. La soberbia en todos los casos puede ser uno de los principales
obstáculos para nuestra vida pública y privada, pues es algo que produce
ceguera, nos lleva a creernos dioses y no nos deja ver más allá de nuestras
narices.
Y
que mejor manera de iniciar este año, que teniendo en cuenta que la vida es
dinámica, cambiante y llena de sorpresas, razones que debemos tener en cuenta
para poner los pies sobre la tierra y siempre obrar con humildad y sencillez,
más aún cuando tenemos cargos de poder o mando sobre un grupo de personas.
Por
lo anterior, es importante que tengamos en cuenta que la soberbia es ese mal
que alimenta el exceso de confianza y nos lleva a creer que tendremos el poder
para toda la vida y por ende, a perder la capacidad de discernimiento y pensar
que podemos pasar por encima de los demás.
En
ese caso estamos cayendo en un grave error, pues jamás en la vida, un gran
cargo o posición en una empresa y mucho menos en el gobierno, en donde cada que
hay elecciones necesitamos el respaldo de la gente, debe llevarnos a pensar que
tenemos poder eterno.
Eso
no quiere decir que no tengamos capacidad de mando y actuar como el Jefe de un
cargo para impartir instrucciones a nuestro equipo de trabajo, simplemente el
llamado es a que no por tener una posición privilegiada, pensemos que lo hemos
conseguido todo y nunca vamos a necesitar de los demás.
Sencillamente,
es mejor tener en cuenta que si hoy estamos en la cima es porque recibimos una
bendición y que somos una excepción dentro del colectivo, toda vez que quienes
deben seguirnos son la mayoría y de ellos es que realmente va a depender el
éxito en nuestras labores cuando se hace trabajo en equipo.
Así
funciona casi todo en la vida, unos estamos para ser líderes y otros para ser
liderados, pero eso no es motivo para creer que si estamos en la cabeza de un
grupo, solo debemos esperar beneficios de los demás, pues cuando somos
verdaderos líderes que sabemos lo que realmente nos ha costado llegar hasta
donde estamos, somos conscientes que debemos permanecer dispuestos a servir
para que el hecho de tener el control nos llene de soberbia y nos haga perder la
cabeza.
La
soberbia ahuyenta y aleja a las personas y no hay nada mejor en esta vida que
sentirnos rodeados, queridos y seguidos por los demás. Tal vez muchos exitosos
hayan llegado hasta la cima escalando solos,
pero si de algo estoy seguro, es que en lo público o lo privado el
trabajo se hace en equipo, y que no hay mejor satisfacción que sentir que todos
los que nos rodean deseen ayudarnos a empujar la carreta hacia el lado que
queremos.
La
soberbia envenena, nos hace sentir sobradores y a mirar por encima del hombro a
los demás, y cuando eso lo detecta la gente da un paso al costado para buscar
otros horizontes.
Tenga
presente que en la vida todo cuenta y esa pérdida que hoy detectamos porque a
los demás les aburrió nuestra soberbia, la puede capitalizar otro que sabrá
valorar a las personas y que está pendiente de los espacios que abre el
soberbio al dejar escapar su capital humano, para llenar los suyos automáticamente.
La
soberbia es la peor consejera para los que buscamos el liderazgo y no nos
conduce a nada.
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