SI MAHOMA NO VA A LA MONTAÑA, LA MONTAÑA NO VA A MAHOMA.
Por: Andrés
Lizarralde
Inicio
con esa premisa como título de este artículo, para decirles a los líderes
políticos o funcionarios públicos, que la asistencia de las personas a los
actos de gobierno, hace rato que dejaron de ser una exigencia y se convirtieron
en una cuestión de correspondencia.
Sí.
Así como lo está leyendo. Ya el cuento o mala idea de muchos políticos de
creerse Dioses y pensar que la gente se debe a su gobierno, es cosa del pasado
o algo que nunca debió ser percibido de esa forma, pues tal y como sucede en
época electoral, son también las administraciones las que se deben a la
comunidad.
Claro
está, que si una vez adquirió un cargo de elección popular quiere seguir
soñando y pensando que es la gente la que debe de ir a su despacho para expresarle los problemas de
su sector o simplemente saber cómo está, allá usted, pero luego no se queje.
Y
le digo no se queje, porque la gente ya no es la misma de antes a la que los
gobernantes podían manejar a su gusto y salían corriendo a cuanta actividad se
organizaba. Por eso vuelvo y digo con más exactitud: “La asistencia de la gente a los actos de gobierno no es cuestión de
exigencia, sino de correspondencia”.
Cuestión
de correspondencia, porque ya la gente está entendiendo que las acciones de
gobierno no son un favor sino una obligación. Además, porque como electores
esperan ser correspondidos al voto que depositaron en las urnas, cosa que en
ocasiones terminó siendo un favor del ciudadano que no recibió nada a cambio
por el sufragio hacia el político.
Posiblemente
no me vaya a dar la razón en este artículo, pero hoy es una realidad que se
evidencia en muchos solitarios eventos o actividades de gobierno, en los que el
mandatario esperaba las multitudes que lo acompañaron en elecciones, pero que
terminaron siendo una desilusión y fracaso por la ausencia de público.
En
ese caso no culpe a los demás del fracaso de su evento o de la mala percepción
que tiene en la comunidad, mucho menos a su equipo de trabajo. Al que respaldó
la gente fue a usted no a ellos. Usted fue el que se acercó a ellos, les
ofreció puertas abiertas y atención, pero luego se alejó. La gente esperaba de
usted, no de los demás.
¿Ahora
sí entiende lo que digo? ¿Ya analiza lo que desde lo público significa la
palabra correspondencia? Sencillo, es igual a lo que pasa en una relación de
pareja cuando una de las dos personas deja de ser especial. Muy simple, la
relación se enfría, se pierde el cariño, desaparece la confianza y se termina
todo.
Por
eso, ningún político debe creer que por haber llegado a un cargo de elección se
ganó un premio gordo y ya no necesita de los demás, pues como bien lo afirma
Morris West en su texto: Las Sandalias del pescador. Ahora empieza su calvario.
Sí.
Ya sé. Seguramente se estará preguntando: ¿Calvario con poder y dinero?
Pues
mi respuesta es: Si. Calvario. Ya llegaste al poder pero eso no quiere decir
que es algo eterno, más aún en la política, donde su dinámica puede llevarte a
estar unas veces arriba de los demás y años después, abajo. En fin, ganar una
carrera política puede ser un poco complicado pero lo realmente difícil es
mantenerse.
De
esta forma, todo lo anteriormente expuesto va a que entienda que una vez llegue
al poder debe seguir conectado con la gente. En campaña permanente. Saludando,
visitando y dialogando. Y volviendo al ejemplo de las relaciones de pareja,
alimentando el amor de parte y parte para que el vínculo se mantenga.
Así
mismo, pasa con las relaciones entre la gente y el gobierno. Debe existir una
permanente comunión entre mandatarios y la comunidad. Recuerde que el político
ganador se debe es al favor de los electores. Favor que debe ser correspondido
con contacto directo para que sepa y sienta lo que quiere la gente.
Piense
y tenga en cuenta este aporte que nos deja Yury Morejón Ramírez de Ocáriz en su
libro De tú a tú. La buena comunicación de gobierno: “Deja los despachos para los técnicos y los asesores. No tengas miedo a
pisar la calle. Huye de la soledad del poder. Y de la arrogancia. No te aísles,
recorre el país, habla con la gente. Nunca pierdas de vista la realidad. Estate
donde se te necesite. Dosifica tus apariciones. Reúnete con los que te quieren
y con los que no. Toma buena nota. Gobierna para la mayoría sin pasar por
encima de las minorías”.
A
los ciudadanos les gusta ver y sentirse escuchados por aquellas personas en las
que ellos han depositado su confianza para manejar las riendas de su ciudad.
Invierta todos sus recursos y esfuerzos en estar sintonizado con la gente de
manera directa, para que conozca sus necesidades por sencillas de solucionar
que parezcan. Acuda a los barrios como lo hacía en campaña, toque puertas y en
poco tiempo verá como la gente corresponde a su gestión y sin necesidad de
obligarlos acudirán a todos sus eventos.
Ya
lo sabe. “El gobernante no tiene que
atrincherarse en su despacho. En las batallas, quien lo hace pierde la
confrontación. Ello no significa que no dedique un tiempo valioso al análisis
de documentos y propuestas, así como a reuniones con los miembros de la
comunidad y su equipo de trabajo, pero una parte importante de su jornada debe
estar en contacto con quienes lo eligieron”: FERNÁNDEZ Collado, Carlos.
Marketing político e imagen de gobierno en funciones.
Estar
en contacto con la gente para que se sienta correspondida, para unos puede ser
algo sencillo, mientras que para otros una situación bastante complicada; pero
para mí, es algo de sentido común, que seguramente hacías en campaña y con o sin
intención dejaste de hacer cuando llegaste al poder.
“Acércate a la gente.
Escúchala. Muéstrate abierto a recibir y leer sus cartas, sus mails, sus mensajes.
Sus experiencias, sus problemas y preocupaciones. Sus sueños. Toma buena nota.
Responde a las peticiones más prioritarias. Y actúa. Se sentirán escuchados.
Atendidos, seguros, representados. En buenas manos”. MOREJÓN De tú a tú.
La buena comunicación de gobierno
Ahora
si me entiende por qué le digo que: “La
asistencia de la gente a los actos de gobierno no es cuestión de exigencia,
sino de correspondencia”. La comunidad no está obligada a asistir a sus
actividades porque ya acudieron a las urnas a respaldarte con su voto. Ahora le
toda a usted corresponderles y propiciar una relación permanente con ellos, y
verá que solo de esta forma, le van a retribuir acompañando su gestión, para
que en un próximo evento no tenga que matarse la cabeza pensando por qué la
montaña no viene a Mahoma.
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